Una deuda por más de 3.400 millones de pesos que tiene el recaudador -Empresas municipales de Cartago- con Diselecsa, no permitió la liquidación del contrato del servicio de alumbrado público que se venció el pasado 20 de octubre luego de cumplidos los 20 años de su vigencia.

Luego de los respectivos análisis hechos por las secretarías de hacienda, planeación y jurídica, con el interventor de la concesión, la administración municipal decidió prorrogar por un año el contrato, con el fin de buscar los mecanismos para que Emcartago se ponga al día y de esta manera se pueda tomar una decisión final frente al futuro del servicio del alumbrado público en la ciudad.

Ante el vencimiento de la concesión, se manejaron tres opciones antes de tomar una decisión.

La primera, que el municipio asumiera el manejo del servicio.

Tras analizar las debilidades, se encontraron 3; la primera fue la falta de experiencia por parte del ente municipal en el manejo de este servicio y el desconocimiento de la normatividad legal que lo regula. Otra fue la inexistencia de una planta de personal globalizada que dispusiera de ingenieros eléctricos y el personal técnico que se requiere para administrar este servicio. La otra debilidad son las demoras en el proceso de contratación y suministros del municipio.

Se encontraron unas posibilidades de fraude o unos procesos de corrupción en la prestación del servicio y se encontró una tercera amenaza, un impacto socio económico de los habitantes del municipio en caso de que se necesitara un ajuste tarifario.

Otra opción era abrir una nueva licitación, lo que no fue posible por la deuda que tiene Emcartago con el concesionario, la cual asciende los $3.500 millones de pesos.

El jefe jurídico del municipio explicó en el concejo las razones por las cuales se decidió expedir un acto administrativo para prorrogar  por un año el contrato.

Dijo que existían otras razones de orden presupuestal, patrimonial y financiero donde el municipio tenía que tomar la opción más beneficiosa en pro de mantener un equilibrio, el cual asegura que no fue por culpa del municipio sino por los pagos irregulares ejecutados por la empresa. Todo esto llevo a que al menos por este año se logre un equilibrio a través de esta concesión y que cuando se termine el contrato y haya una liquidación, nos demos cuenta si en verdad es esta suma ($3.500 millones de pesos) o es más o menos dinero el que se le debe a Diselecsa.

En este año Emcartago, o en su defecto el municipio, deberán cancelar esa deuda a Diselecsa para lograr su equilibrio financiero y así poder tomar una nueva opción que sería la apertura de una nueva licitación para concesionar de nuevo el servicio de alumbrado público en Cartago.