Agradecido con la comunidad de Cartago y el norte del Valle que lo acogió por 10 años y con la satisfacción del deber cumplido, se despidió de la Diócesis de Cartago, Monseñor José Alejandro Castaño Arbeláez, quien desde noviembre de 2010 ejerció el cargo, hasta ahora, cuando de acuerdo con las normas canónicas, debió retirarse por edad.

En Diálogo con Noticias NVC, el Obispo habló sobre su trabajo, la labor de la Diócesis, el papel de la iglesia católica en el mundo actual, el legado que deja a la comunidad del norte del Valle y su aporte como médico pediatra a los niños.

“Como una etapa concluida y el inicio del camino definitivo al encuentro con el señor”, calificó Monseñor Alejandro su retiro como Obispo de la Diócesis de Cartago.

“Es haber cumplido una etapa en la vida; la vida se vive por etapas y dirigirse uno a lo que es en realidad definitivo que es el encuentro con el señor, no sabemos cómo y cuándo, pero tenemos la certeza de que va a venir. Y como he dicho en otras oportunidades, la historia de la salvación de la que nosotros hacemos parte es una historia ideal que va a ir creciendo, es decir que va mirando hacia su plenitud, hacia el momento definitivo como lo dice el libro del apocalipsis; en búsqueda de la Jerusalén celestial”

Con un profundo mensaje de gratitud, el Obispo reconoció el apoyo recibido de parte de la comunidad en general, el presbiterio, los movimientos apostólicos y las autoridades civiles, militares y de policía, así como a los benefactores de la Diócesis.

“Inmensa gratitud a todas las personas que son demasiado buenas, que son la mayoría por supuesto; en las ciudades, en el campo, en los corregimientos, en las veredas, y que me han acogido como un portador del evangelio, que somos los ministros, los pastores de Dios en la iglesia católica. En segundo lugar, también con inmensa gratitud a los educadores que han colaborado con nosotros en la formación de nuestra juventud, de nuestros futuros hombres y mujeres de patria, en un momento tan complejo de la historia de la humanidad y por ende de nuestro país”

Trabajo que siempre trató de realizar en medio del respeto por todas las comunidades y que seguramente tuvo sus detractores.

“Quizás no ha sido el mejor, ni el deseado por muchos, he tratado de hacerlo con cariño, con afecto y sobre todo con profundo respeto por todas las personas, incluyendo aquellas que tienen una decisión religiosa diferente a la católica”.