Un equipo de científicos ha dado un paso significativo hacia la comprensión de cómo el cuerpo humano crea la piel, un hallazgo que podría revolucionar el tratamiento del envejecimiento. La investigación ha permitido reproducir pequeñas cantidades de piel en laboratorio a partir de células madre, lo que abre nuevas posibilidades no solo para combatir los signos del envejecimiento, sino también para desarrollar piel artificial destinada a trasplantes y la prevención de cicatrices.
La profesora Muzlifah Haniffa, del Instituto Wellcome Sanger y una de las líderes del proyecto, explicaron que este avance permitirá a los científicos tratar diversas enfermedades de manera más eficaz y, potencialmente, encontrar formas de retrasar el envejecimiento. «Si logramos manipular la piel para prevenir el envejecimiento, podremos reducir las arrugas», señaló Haniffa. «Nuestro objetivo es entender cómo las células evolucionan desde su desarrollo temprano hasta el envejecimiento, lo que nos permitirá explorar cómo rejuvenecer órganos, como el corazón o la piel».
El estudio se centra en comprender cómo se desarrollan las células de la piel durante las primeras etapas de la vida fetal. Después de tres semanas de la fertilización, las células madre comienzan a activar genes específicos que les permiten especializarse y formar las distintas capas y funciones de la piel. Los investigadores han identificado qué genes intervienen en este proceso y en qué momentos, lo que podría ser clave para futuros avances científicos, descubrieron que las células inmunes desempeñaban un papel crítico en la formación de vasos sanguíneos en la piel, y luego pudieron imitar las instrucciones relevantes en un laboratorio.
Un aspecto relevante del hallazgo es que la piel fetal se regenera sin dejar cicatrices, un proceso que los científicos buscan replicar en piel adulta para su uso en cirugía reconstructiva.
Hasta ahora, los investigadores han logrado cultivar pequeñas muestras de piel, de las cuales incluso han surgido folículos capilares. «Si perfeccionamos esta técnica, podríamos utilizarla para tratar pacientes con quemaduras o incluso para generar cabello en personas con alopecia», afirmó Haniffa. Además, la piel artificial podría ser empleada para estudiar enfermedades hereditarias de la piel y probar nuevos tratamientos.
Este proyecto se enmarca dentro del ambicioso Atlas Celular Humano, que ha analizado más de 100 millones de células de distintas partes del cuerpo en los últimos ocho años. La profesora Sarah Teichmann, cofundadora de este consorcio, afirmó que la siguiente fase consistirá en unir los atlas de diferentes órganos, como el cerebro, el pulmón, el riñón y el corazón. «Estamos a punto de reescribir lo que sabemos sobre el cuerpo humano y sus órganos».
Los avances genéticos sobre otras partes del cuerpo serán publicados en las próximas semanas, acercando a los investigadores a un mapa completo del desarrollo humano.