La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEC) llamó a los candidatos que participarán en las elecciones del 9 de febrero de 2025 a presentar programas que sean viables para el país, así como dejar de lado los ataques porque “ningún adversario político debe ser considerado enemigo”.
Con ocasión de la 156° Asamblea Plenaria de la CEC, los obispos emitieron un comunicado para abordar la actual situación socio política del país, que aún padece por la acción del narcotráfico y que se prepara para elegir en pocos meses al nuevo presidente y miembros del Parlamento.
Como se recuerda, el actual presidente Daniel Noboa fue elegido en noviembre de 2023 para completar el periodo 2021-2025, que quedó trunco luego que el entonces mandatario Guillermo Lasso disolviera la Asamblea Nacional y convocara a elecciones extraordinarias.
Por ello, para los comicios de febrero, más de 13 millones de ciudadanos deberán optar entre más de diez candidatos presidenciales.
“En medio del proceso electoral ya en marcha —expresan los obispos—, es tiempo, mucho más que en otras ocasiones, de que la clase política presente programas viables, que muestren el rumbo que el país tomará en caso de llegar al poder, libre de toda vanidad y venganza, de todo olvido de cuidar de los más pobres”.
“No más retórica, no más enfrentamientos, ni violencia verbal y jurídica. Es indispensable custodiar el orden constitucional y respetarlo absolutamente”, señalan, y destacan que, aunque imperfecto, la democracia “sigue siendo la mejor alternativa a nuestra búsqueda de justicia, de paz, de equidad”.
En el texto, los prelados advierten que Ecuador está enfrentando “una de sus mayores crisis sociales, políticas y económicas, que nos impacta a todos y que provoca que la vida diaria se altere y que el curso normal de la sociedad se vea afectado”.
Sin embargo, alientan a la población a no ceder “a la tentación del fatalismo o la desesperanza. A la luz de la Palabra de Dios, la fe nos invita a ver siempre más allá y a pensar que lo imposible es siempre posible”.
“La fe nos da el consuelo y la certeza de que no estamos solos. La fe enciende una luz de esperanza en medio de la oscuridad de la violencia. La fe nos da la fuerza para superar el sufrimiento, para hacer frente a las adversidades y tener la convicción que Dios no abandona a sus hijos”, aseguran.
Con respecto al narcotráfico, la delincuencia organizada y las redes de corrupción, indican que no serán vencidas “si no somos capaces de buscar la unión y no la división; de cuidar de los más frágiles y vulnerables; de favorecer toda iniciativa que busque el desarrollo; de redistribuir la riqueza para todos”.
“Para esto se necesita valentía, la valentía que viene de un corazón noble. Por lo mismo, es tarea de las autoridades, los empresarios y el conjunto de la sociedad, cuidar de los pobres de este país, que soportan el mayor peso de la crisis y que viven en este momento sin luz, sin paz, sin trabajo”, expresan.
Por su parte, el Episcopado ecuatoriano reitera en el comunicado su “firme compromiso de seguir trabajando por crear espacios seguros en nuestras instituciones para los menores y personas vulnerables, de tal manera que sus derechos sean reconocidos, protegidos y respetados”.
Asimismo, su “total colaboración con las autoridades competentes para que los agresores sean investigados y juzgados de acuerdo con los procesos civiles y canónicos establecidos”.
“Una vez más, en el campo específico de nuestra misión pastoral, reconociendo nuestros límites, confiando en la presencia de Dios, en medio de nuestro pueblo, reiteramos nuestro compromiso para estar cerca de todos y cada uno de ustedes siendo ‘Misioneros de Esperanza’ y compartiendo la única riqueza que tenemos, a Jesucristo, el Señor”, concluye el texto.