Colombia se ubica como la séptima economía con mayor crecimiento entre los países de la OCDE para 2025. Consumo interno, empleo y comercio impulsan el avance, aunque persisten retos estructurales.

Un repunte que genera optimismo en la economía colombiana
Colombia cerrará 2025 como una de las economías con mejor desempeño dentro del grupo de países de la OCDE, ubicándose en el séptimo lugar en crecimiento económico. Este resultado refleja una recuperación sostenida después de años de retos por la desaceleración global, la inflación y las presiones fiscales.
El crecimiento estimado ronda el 2,8 %, una cifra que, si bien no representa un salto extraordinario, sí marca un avance sólido frente a varios países desarrollados que avanzan a ritmos más lentos.
Los motores que están impulsando la economía
El buen desempeño económico se explica por varios factores clave:
- El consumo interno, que ha mostrado señales de recuperación gracias a una mayor estabilidad de precios.
- La generación de empleo, que ha permitido una mayor circulación de dinero en los hogares.
- Sectores como comercio, agricultura y servicios, que han mostrado un comportamiento positivo durante el año.
- Las exportaciones, especialmente de productos no tradicionales, que han ganado protagonismo en varios mercados.
Esta combinación de factores ha permitido que el país mantenga una senda de crecimiento estable en un entorno internacional todavía marcado por la incertidumbre.
Un crecimiento positivo, pero con desafíos pendientes
A pesar del buen resultado, los expertos advierten que el crecimiento aún enfrenta limitaciones estructurales. Sectores como la construcción continúan rezagados, la inversión privada necesita fortalecerse y persisten presiones sobre las finanzas públicas.
Además, el gran reto sigue siendo que este crecimiento se traduzca en mejor calidad de vida, más empleo formal, reducción de la desigualdad y mayor desarrollo regional.
¿Qué significa este resultado para los ciudadanos?
Para la población, este escenario se puede traducir en:
- Mayor estabilidad en el empleo.
- Mejores condiciones para emprendedores y pequeñas empresas.
- Más capacidad del Estado para invertir en infraestructura, educación y programas sociales.
- Un entorno más favorable para la inversión nacional y extranjera.