🕯️ La tragedia en medio de la celebración
Durante la noche del 31 de octubre, mientras familias del municipio de Yumbo, Valle del Cauca, celebraban Halloween en el barrio Bellavista, un hombre disfrazado de payaso y movilizándose en motocicleta abrió fuego en dirección a un adulto. Una de las balas perdidas alcanzó a Rosneidy Saritza Espinoza Delgado, una menor de 8 años que se encontraba con su familia. La niña fue trasladada a un centro asistencial, pero lamentablemente falleció poco después.
Además de la menor, el objetivo principal del ataque —el hombre adulto— también resultó herido. Las autoridades confirmaron que la versión preliminar es que la víctima adulta era el blanco del sicario; la niña, por su parte, fue alcanzada de forma inocente por una bala.
🔍 Investigación activa y sospechoso con disfraz
Las autoridades municipales y de policía iniciaron un operativo para dar con el agresor. Según testimonios del lugar:
- El sicario vestía una máscara o atuendo de payaso, lo que complicó su identificación.
 - Iba en motocicleta y, tras los disparos, aceleró hacia una zona baja del municipio donde se desplegó la búsqueda.
 - Fuentes indican que se revisan cámaras de seguridad del sector y se recogen testimonios de vecinos para establecer ruta de escape, placa del vehículo y posibles cómplices.
 
El alcalde del municipio expresó su “profundo rechazo” al hecho y señaló que este tipo de eventos festivos no pueden convertirse en escenarios de violencia.
⚠️ Implicaciones sociales
- El suceso genera consternación porque ocurrió en una fecha tradicionalmente dedicada al entretenimiento, y la presencia del atentado rompe la percepción de inocuidad en celebraciones populares.
 - Abre el debate sobre la proliferación de armas de fuego, el uso de disfraces como cobertura para cometer delitos y la necesidad de mayor vigilancia en fechas de alta movilidad social.
 - La muerte de una niña expresa la vulnerabilidad de los menores ante la violencia urbana y plantea exigencias ciudadanas para una justicia rápida.
 
📌 Mensaje final
Lo que debía ser una noche de disfraces y dulces se convirtió en una tragedia para una familia y en un llamado de alerta para una comunidad que exige que este crimen no quede impune. Las autoridades tienen ahora la responsabilidad de actuar con coordinación, realismo y eficiencia para identificar al responsable y cerrar este capítulo de violencia.