Por Diana María Calle Osorio.
El hombre es el lobo del hombre»
Thomas Hobbes. «Leviatán», 1651. Esta idea puede interpretarse en el contexto de la medicina como una afirmación donde la naturaleza competitiva y, a veces, hostil del entorno médico puede parecerse a la visión de Hobbes sobre el estado de la naturaleza, donde la falta de un poder central fuerte (como un sistema de apoyo o una estructura institucional adecuada) puede llevar a una competencia feroz y a una lucha por la supervivencia.
Actualmente el gremio médico se encuentra muy conmovido por la historia de la muerte
de la médica residente de cirugía de la universidad Javeriana en Bogotá. Algunos colegas se han pronunciado con sus historias personales. Yo personalmente tengo muchas historias parecidas, pero quisiera enfocar este texto de una manera un poco diferente. Incluyendo otras profesiones del gremio de la salud, como enfermeros, auxiliares, odontólogos, fisioterapeutas, sufren también por el agotamiento extremo y el ambiente hostil que se da en las áreas clínicas.
Las mujeres sufrimos por el trato misógino, además de los comentarios sexuales
constantes, los hombres son víctimas de comentarios machistas y retos que ponen en
jaque la salud mental. Esta falta de consideración no solo proviene de nuestros colegas, sino también de los pacientes, quienes, en su dolor y frustración, a menudo descargan su ira contra el personal de salud.
Desde el momento en que decidimos ingresar a una carrera en salud, a menudo a los 16 o 17 años, somos advertidos sobre los sacrificios que implica: trasnochos, estudios interminables y una dedicación inquebrantable. Sin embargo, lo que no se nos prepara es para la falta de solidaridad y colegaje, el maltrato entre pares, y contribuidores además de las rivalidades que deshumanizan nuestra vocación.
Si eres médico general no eres nadie, pero esto también lo viven los odontólogos,
técnicos en salud y fisioterapeutas. Que entran a rivalizar con el gremio médico, porque no nos forman para ser un gran grupo de colaboración, sino que nos forman con comentarios llenos de rabia, y desprestigio entre áreas de la salud e incluso entre jerarquías.
Es alarmante cómo se nos deshumaniza, no solo por el agotamiento físico debido a
condiciones de trabajo indignas, sino también por el sacrificio de aspectos esenciales de nuestra vida personal en pos de este sueño. Nos inculcan que si sufrimos por este sueño, es nuestra responsabilidad por haber elegido esta carrera, y que un ambiente hostil es sinónimo de excelencia y profesionalismo.
La realidad es que esta deshumanización transforma nuestro sueño en una pesadilla. En un ambiente donde sentir dolor, cansancio, desilusión, ansiedad o tristeza no es posible, el ego se convierte en una armadura necesaria para sobrevivir. Sin embargo, esta armadura también nos aísla y perpetúa un ciclo de maltrato y desconsideración.
El suicidio en el gremio médico y en otras áreas de la salud es un problema preocupante y más frecuente de lo que muchos imaginan. Según diversas fuentes, los trabajadores de la salud presentan tasas de suicidio significativamente más altas que las de la población general.
Aproximadamente 300 a 400 médicos mueren por suicidio cada año en Estados
Unidos, La tasa de suicidio entre los médicos y otros profesionales de la salud en Colombia no está tan ampliamente documentada, pero se sabe que es una preocupación creciente y significativa y que Las mujeres tienen un riesgo
proporcionalmente mayor de suicidio que
sus contrapartes masculinas, debido a las diferencias en roles laborales, satisfacción en el trabajo y estrés ocupacional.
Los factores que contribuyen a este problema incluyen el estrés laboral extremo, la carga administrativa, la falta de apoyo emocional y la estigmatización de buscar ayuda.
Es crucial que como gremio hagamos un llamado a la solidaridad y al respeto. Debemos fomentar un ambiente de trabajo donde la salud mental y las redes de apoyo sean prioritarias. La excelencia en nuestra profesión no debe medirse por nuestra capacidad de soportar el sufrimiento, sino por nuestra habilidad para cuidarnos mutuamente y brindar una atención compasiva y humana. Cuidémonos entre todos. Juntos, podemos transformar este sueño de ser gestores de salud
en una realidad más amable y solidaria, tanto para nosotros como para nuestros pacientes.
El suicidio en el gremio médico es el porcentaje más alto que en otras profesiones, Los factores que contribuyen a este problema incluyen el estrés laboral extremo, la carga administrativa, la falta de apoyo emocional y la estigmatización de buscar ayuda.
Es crucial que como gremio hagamos un llamado a la solidaridad y al respeto. Debemos fomentar un ambiente de trabajo donde la salud mental y las redes de apoyo sean prioritarias. La excelencia en nuestra profesión no debe medirse por nuestra capacidad de soportar el sufrimiento, sino por nuestra habilidad para cuidarnos mutuamente y brindar una atención compasiva y humana.
Cuidémonos entre todos. Juntos, podemos transformar este sueño de ser gestores de salud en una realidad más amable y solidaria, tanto para nosotros como para nuestros pacientes.