Del estigma al negocio: la larga marcha de la marihuana

20 de abril. Lo que durante décadas fue sinónimo de marginalidad y represión, hoy mueve millones, genera debates legales y médicos, y pone en el centro de discusión conceptos como justicia, salud y libertad.

Cada 20 de abril, el número 4/20 deja de ser solo una clave juvenil para fumar marihuana. Se ha convertido en un símbolo global que combina celebración, protesta y reflexión. La fecha, nacida entre estudiantes californianos en los años 70, hoy representa un fenómeno cultural, económico y político.

De la criminalización a los mercados regulados

Durante gran parte del siglo XX, la marihuana fue objeto de políticas represivas bajo la bandera de la «guerra contra las drogas». En América Latina, Estados Unidos y otras regiones, miles de personas fueron encarceladas por su posesión o consumo, muchas veces en contextos marcados por la desigualdad y la discriminación.

Pero el panorama comenzó a cambiar. Uruguay, Canadá, Alemania y varios estados de EE.UU. lideran hoy modelos de legalización y regulación. La planta que antes justificaba redadas y condenas, ahora se vende legalmente, genera ingresos fiscales y cotiza en mercados financieros. Sin embargo, el acceso a esos beneficios no siempre incluye a quienes más sufrieron su persecución.

Una planta con historia milenaria

La marihuana no es nueva. Fue utilizada por civilizaciones antiguas en rituales religiosos, prácticas medicinales y como material textil. Su estigmatización es relativamente reciente, producto de intereses políticos, económicos y sociales que desplazaron el conocimiento tradicional.

En la actualidad, la ciencia moderna redescubre su potencial terapéutico. Se investigan sus efectos positivos en casos de epilepsia, dolores crónicos, ansiedad y tratamientos oncológicos. Mientras tanto, especialistas piden separar el rigor médico de las modas comerciales y del sensacionalismo.

El 4/20: entre celebración y memoria

Hoy, el 4/20 ya no es solo una fecha para fumar. Es también una oportunidad para preguntarse: ¿quiénes se benefician con la legalización? ¿Qué sucede con quienes siguen detenidos por consumir lo que ahora es legal? ¿Estamos ante una herramienta de alivio o frente a un nuevo negocio con rostro distinto?

La discusión no es menor en un contexto donde lo legal no siempre coincide con lo justo, y donde el acceso al mercado no necesariamente repara el daño causado por décadas de persecución.

¿Unción sagrada con cannabis?

Al debate contemporáneo se suma una línea de investigación tan antigua como polémica: la posible presencia del cannabis en rituales religiosos del pasado. Diversos estudios arqueológicos y lingüísticos sugieren que el aceite usado por Jesús en la «Santa Unción» habría contenido cannabis, mezclado con oliva y otras hierbas medicinales.

El hallazgo de restos de THC en un altar del siglo VIII a.C. en el antiguo reino de Judá —actual Israel— refuerza esta hipótesis. A ello se suma el análisis de la palabra hebrea kaneh-bosem, mencionada en el Antiguo Testamento. Según estudios filológicos, habría sido mal traducida al griego como “junco aromático”, cuando en realidad se trataría de cannabis.

Más allá de la controversia teológica, estos hallazgos abren nuevas preguntas sobre cómo las culturas del pasado entendían la relación entre lo divino, la naturaleza y la sanación.

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