
Al concluir la Misa que presidió con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad y que coincidió con el Jubileo del Deporte, el Papa León XIV aseguró que el deporte es un “camino para construir la paz” y pidió a los atletas que rechacen “toda forma de violencia”.
“El deporte es un camino para construir la paz, porque es una escuela de respeto y de lealtad, que hace crecer la cultura del encuentro y de la fraternidad”, aseguró este domingo en el mensaje que pronunció durante el Regina Coeli.
El Pontífice destacó el valor educativo del deporte y su capacidad para contribuir a la paz en un mundo marcado por los conflictos armados y la violencia.
“Exhorto a vivir la actividad deportiva, también a nivel competitivo, con espíritu de gratuidad, con espíritu lúdico en el sentido noble del término”, afirmó.
Asimismo, dirigiéndose a deportistas de todas las edades y procedencias, el Santo Padre les animó a rechazar “toda forma de violencia y opresión”. subrayando que el estilo de vida inspirado en el respeto mutuo y el juego limpio es una respuesta concreta a los desafíos actuales.
“El mundo de hoy tiene una gran necesidad de ello”, advirtió.
El Papa León XIV propone el deporte como medio para “encontrar a Dios Trinidad”
El Papa León XIV propuso la práctica del deporte en equipo como medio para “encontrar” la Trinidad en el mundo y señaló que Dios “no es estático” y “no está cerrado en sí mismo”.
“El deporte puede ayudarnos a encontrar a Dios Trinidad: porque requiere un movimiento del yo hacia el otro, ciertamente exterior, pero también y sobre todo interior. Sin esto, se reduce a una estéril competencia de egoísmos”, aseguró el Pontífice en una vibrante basílica de San Pedro colmada de atletas, deportistas, entrenadores y peregrinos que viajaron a Roma con ocasión del Jubileo del Deporte.
El binomio Trinidad-deporte no es «absurdo»
En la Misa que presidió con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad, que coincidió precisamente con esta cita prevista en el Jubileo de la Esperanza, reconoció que el “binomio Trinidad-deporte no es precisamente habitual”. En todo caso, dejó claro que no es una asociación “absurda”.
“Toda buena actividad humana lleva consigo un reflejo de la belleza de Dios, y sin duda el deporte es una de ellas”, aseguró en la homilía que sorprendió por su riqueza teológica.
León XIV describió la Trinidad como una “danza de amor recíproco”, citando la noción de pericoresis, el término teológico que describe la relación íntima, dinámica y mutua entre las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El binomio Trinidad-deporte no es «absurdo»
En la Misa que presidió con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad, que coincidió precisamente con esta cita prevista en el Jubileo de la Esperanza, reconoció que el “binomio Trinidad-deporte no es precisamente habitual”. En todo caso, dejó claro que no es una asociación “absurda”.
“Toda buena actividad humana lleva consigo un reflejo de la belleza de Dios, y sin duda el deporte es una de ellas”, aseguró en la homilía que sorprendió por su riqueza teológica.
León XIV describió la Trinidad como una “danza de amor recíproco”, citando la noción de pericoresis, el término teológico que describe la relación íntima, dinámica y mutua entre las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
“¡Dale!”: el imperativo del donarse al otro
El Papa citó en su homilía una expresión popular en Italia utilizada para animar a los atletas “¡Dai!”, que se traduce en español como “¡Dale!”.
“Se trata de un imperativo precioso —explicó—. Es el imperativo del verbo ‘dar’”.
De este modo, explicó que se trata de «entregarse por los demás, por el propio crecimiento, por los aficionados, por los entrenadores, incluso por los adversarios». Algo que «vale independientemente del resultado”.
En este contexto, León XIV evocó las palabras de san Juan Pablo II, que habló de Jesús como “el verdadero atleta de Dios” y que describió el deporte como “alegría de vivir» un «juego» y una «fiesta”.
El Papa hablo de los valores del deporte, siempre que se libere de la lógica del rendimiento y el utilitarismo, y recupere su dimensión gratuita, relacional y formativa. Para ello, articuló su homilía en torno a tres grandes contribuciones que el deporte puede ofrecer a la sociedad contemporánea.
En primer señaló que en un mundo herido por el individualismo y la soledad, el deporte, especialmente si se practica en equipo, “enseña el valor de caminar juntos, de colaborar, de compartir”. Según el Papa, esto lo convierte en “un instrumento de encuentro y reconciliación” en escuelas, comunidades, lugares de trabajo y familias.
Aseguró también que frente a una cultura cada vez más digital y virtual, el deporte “valora la concreción del estar juntos, del esfuerzo, del tiempo real” y supone “un antídoto” frente a la evasión tecnológica.
La pedagogía de la derrota
En tercer lugar, enfatizó que en una sociedad competitiva que idolatra a los vencedores, el deporte nos enseña a perder. “Nos recuerda nuestra fragilidad, —dijo León XIV— nuestro límite. El campeón no es una máquina infalible, sino alguien que sabe levantarse después de caer. Es a partir de esta experiencia que nos abrimos a la esperanza”.
El Papa no dejó pasar la ocasión para destacar el papel del deporte en la vida espiritual de muchos santos modernos. Recordó así al beato Pier Giorgio Frassati —patrono de los deportistas, quien será canonizado el próximo 7 de septiembre, junto a Carlo Acutis. “Su vida, sencilla y luminosa, nos recuerda que, así como nadie nace campeón, tampoco nadie nace santo. Es el entrenamiento diario del amor lo que nos acerca a la victoria definitiva”, afirmó.
Deporte, forma de «elevación espiritual»
Asimismo, citó a san Pablo VI, quien en 1965 reconoció cómo el deporte había ayudado a reconstruir la esperanza en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Al citar sus palabras, señaló que puede ser un “instrumento muy útil para la elevación espiritual», una «condición indispensable de una sociedad ordenada, serena y constructiva”.
León XIV también lanzó un llamado directo a los deportistas en el que los invitó a comprometerse con la sociedad: “La Iglesia les confía una misión maravillosa: ser reflejo del amor de Dios Trinidad en sus actividades”.
Citando una imagen del Evangelio muy querida por el Papa Francisco —la de María que “corre” al encuentro de su prima Isabel—, León XIV pidió a la Virgen que acompañe también a los deportistas “hasta la victoria más grande: la de la eternidad, el ‘campo infinito’ donde el juego no tendrá fin y la alegría será plena”.
Debido a las altas temperaturas en Roma, la celebración se ha llevado a cabo en el interior de la basílica de San Pedro y no en la plaza vaticana. Al terminar la solemne ceremonia, el Pontífice recorrió en papamóvil la plaza de San Pedro para saludar y bendecir a los fieles que, a pesar del calor, no quisieron perder la oportunidad de poder saludarle de cerca.
Durante su alocución, el Papa también volvió a denunciar la situación en Myanmar, donde “a pesar de los ceses al fuego, continúan los combates, con daños también a infraestructuras civiles”.Invitó también a todas las partes implicadas a emprender “el camino del diálogo inclusivo, el único que puede conducir a una solución pacífica y estable”.
Con profunda consternación, León XIV lamentó la masacre ocurrida entre el 13 y el 14 de junio en la ciudad de Yelewata, en el estado nigeriano de Penu, donde “unas 200 personas fueron asesinadas con extrema crueldad, la mayoría de ellas desplazadas internas acogidas por la misión católica local”.
“Rezo —dijo— para que prevalezcan la seguridad, la justicia y la paz en Nigeria, un país querido y tan golpeado por diversas formas de violencia”.
En este sentido, elevó además una oración especial por las comunidades cristianas y rurales del estado nigeriano de Penu, “víctimas constantes de la violencia”.
También recordó la situación en Sudán, donde el conflicto armado se prolonga desde hace más de dos años. El Papa informó con dolor del fallecimiento del padre Luke Jumu, párroco de El Pasha, muerto en un reciente bombardeo. “Aseguro mis oraciones por él y por todas las víctimas, y renuevo mi llamado a los combatientes: deténganse, protejan a los civiles e inicien un diálogo por la paz”, indicó. Asimismo, apeló a la comunidad internacional a intensificar los esfuerzos para brindar asistencia humanitaria básica a la población afectada por la crisis.