Tras intensas negociaciones entre sindicatos, empresarios y el Gobierno Nacional, el presidente Gustavo Petro oficializó este martes el aumento del salario mínimo para 2025, el cual subirá un 9,54 %. Este incremento representa un alza de 133.500 pesos, dejando el salario básico en 1’423.500 pesos y 1’623.500 pesos con auxiliar de trasporte. Este ajuste, aunque celebrado por algunos sectores, ha generado debate en torno a su impacto real frente a las dificultades económicas que enfrentan millones de personas.
El Ministerio de Hacienda dejó claro que un aumento superior al 7% sería complejo de sostener sin afectar otros indicadores económicos. Por su parte, el Ministerio de Trabajo se alineó con esta postura, señalando que los ajustes deben reflejar un equilibrio entre la productividad y el costo de vida, especialmente en un país donde la informalidad laboral supera el 40%.
Además, sectores empresariales advierten sobre posibles efectos adversos en el empleo formal, especialmente en pequeñas y medianas empresas, que constituyen el 90 % del tejido empresarial del país. Este panorama plantea desafíos significativos para garantizar que el aumento de beneficios realmente a la población trabajadora sin poner en riesgo la sostenibilidad, teniendo en cuenta factores como la productividad reportada por el Dane y el comportamiento de los precios de los alimentos, cuya inflación se ubicó en un 2, 7 %.
De igual manera, se verán afectadas las tarifas mínimas de ciertos contratos laborales y servicios expresados en salarios mínimos, como indemnizaciones, multas de tránsito y aportes a la seguridad social. Asimismo, los arriendos regulados por ley, las tarifas notariales y algunos trámites administrativos también se reajustarán en proporción a proporción
Con este incremento, el Gobierno busca aliviar el impacto de la inflación sobre el bolsillo de los trabajadores, garantizando un ingreso más acorde con las necesidades actuales del país.
Qué sube junto al salario mínimo en Colombia
Uno de los elementos más significativos que sube junto al salario mínimo es el subsidio de transporte. Este beneficio, otorgado a los trabajadores que ganan hasta dos salarios mínimos, se reajusta anualmente para mantener su proporcionalidad frente a los incrementos en el salario mínimo y el costo de vida, ayudando a cubrir los gastos de desplazamiento hacia el lugar de trabajo.
De manera similar, las tarifas mínimas para ciertos contratos laborales o servicios que se calculan como un porcentaje del salario mínimo también se ven afectadas. Esto incluye pagos como las multas de tránsito, indemnizaciones por despido sin justa causa, sanciones laborales y aportes a seguridad social en casos específicos. La base de cotización a pensiones y salud, calculada sobre el salario mínimo, también aumenta, afectando tanto a empleados como a empleadores.
Por otra parte, el incremento del salario mínimo tiene repercusiones en los costos de arrendamientos regulados por ley, como sucede con contratos de vivienda en los que los ajustes anuales no pueden superar el índice de inflación ni estar desvinculados del aumento salarial. Asimismo, servicios como las tarifas notariales y algunos trámites administrativos, cuyo valor está expresado en salarios mínimos, también suben proporcionalmente.