
Bogotá, 11 de marzo de 2025
Bueno, entonces se ha hecho ya un largo periplo de debate en el Congreso de la República que ya lleva más de dos años. Las reformas que se presentaron al Congreso de la República, tres fundamentales: la pensional, la laboral y la de salud, son la expresión genuina del voto popular por el Presidente de la República en el año 2022. Son el programa de Gobierno que se inscribió en la Registraduría y que tuvo la mayoría electoral de Colombia.
Lo que presentamos allí no fue un capricho del Presidente, un devaneo ideológico, fue la esencia de lo que el pueblo pidió primero en el estallido social y después en las urnas en el año 2022. La fuerza de ese estallido social se calmó con otra fuerza más tranquila, la electoral, que unos meses después se expresó.
Lo que le presentamos al Congreso de la República entonces es la voluntad mayoritaria del pueblo de Colombia para hacer unos cambios que considera suficientes pero importantes.
El estallido social no fue por nada, fue porque las condiciones de vida de la población se habían deteriorado profundamente, porque la reforma pensional de la Ley 100, que es la misma de la salud, y las condiciones de flexibilización laboral que hace aproximadamente 30 años, en los principios de la década de los 90, se aprobaron, han dejado de ser pertinentes en el mundo actual y en la sociedad colombiana actual.
Con mercados simples no se logran garantizar derechos universales. Después de 30 años sólo hay que leer los datos y lo sabemos. La promesa que la Ley 100, la Ley 50, iban a lograr derechos universales y dignidad del trabajo no se cumplió, y llevó a la sociedad colombiana a mayores niveles de pobreza y fundamentalmente de desigualdad social.
Por eso estalló la sociedad y por eso el Presidente elegido por esa mayoría de la sociedad presentó al Congreso las reformas para superar esos problemas y garantizar derechos universales fundamentales estatuidos en la Constitución de Colombia, pero que no se han cumplido.
Los derechos universales
El derecho a un buen trabajo, a un trabajo digno, estabilidad laboral, a que la trabajadora y el trabajador no sean tratados como esclavos, con jornadas laborales que hoy son las más altas de la OCDE y con salarios que son de los más bajos de América Latina.
Una reforma a la salud que lleve médicos a donde no llegan nunca, y que repare puestos de salud y hospitales en donde vive la mayor parte de la gente en condiciones deplorables. Y una reforma pensional que le lleva a tres millones de viejos, que hoy andan en las calles sin pensión, al menos, un bono pensional.
Sobre estas tres reformas la oposición se ha alzado y hay un bloqueo institucional contra el voto popular del año 2022, y nosotros creemos que ese bloqueo institucional hay que superarlo si queremos democracia y paz en este país.
Democracia y paz significa derechos para las personas, no esclavitud; significa salud para las personas, no business; significa pensión para los viejos y no que se mueran de hambre. Eso es democracia y eso es paz.
La reforma laboral que ya la mayoría de la Comisión Séptima piensa hundir lo único que planteaba era que si había horas extras, trabajo en festivo, se pagara un poco más. Lo único que planteaba era que si una mujer tenía menstruación pudiera tener una licencia laboral como un derecho de la mujer.
Lo único que planteaba es que a las mujeres trabajadoras y a los hombres trabajadores no se les contrate por dos meses, tres meses, cuando sus funciones son misionales, sino que se les contrate a término indefinido para garantizar estabilidad laboral y no esclavitud, y no acoso laboral y sexual contra las mujeres en las empresas.
Lo único que proponía es que los médicos residentes tengan un salario. Lo único que proponía es que los contratos de aprendiz del joven en su primer empleo tenga un salario justo, y no explotación.
Eso es lo que ha querido hundir la Comisión Séptima con engaños. La Comisión Séptima en su mayoría decidió engañar al Gobierno, a la Cámara de Representantes que hizo un gran trabajo y que buscó consensos, y al pueblo trabajador de Colombia.
Decidieron defender al rico de Epulón y no a Jesús el carpintero. Ese es el resumen de lo que hizo la Comisión Séptima en sus mayorías. Y el Gobierno ha decidido otro camino.
La consulta popular
Nosotros creemos que es al pueblo que le toca decidir. Nuestra convocatoria a un gran acuerdo nacional al que invitábamos al gran empresariado y a la oposición, ha fracasado. Se burlaron de eso. Creyeron que acuerdo nacional era que el gobierno se arrodillara e incumpliera su programa de Gobierno, y eso sí sería absolutamente antidemocrático.
El bloqueo institucional es una dictadura contra el voto popular y al bloqueo institucional se le responde con democracia real. Y la democracia real la decide el pueblo, la participación de la ciudadanía, ya que sus representantes no fueron capaces de hacer eco de su voz en las elecciones del año 2022.
Y eso significa que hay que hacer una convocatoria al pueblo, no sólo a movilizarse, sino a decidir. Y la manera como la Constitución de Colombia permite que el pueblo decida directamente se llama consulta popular. El Gobierno nacional va a convocar una consulta popular para decidir sobre la reforma laboral y sobre la reforma a la salud en Colombia. Que sea el pueblo el que decida.
Las leyes determinan cómo se convoca y qué tiempos tienen para hacer una consulta popular. Vuelve a pasar por el Senado, pero ya en una comisión no de ocho, sino de su plenaria.
No querían que este proyecto pasara a la plenaria, pues ahora pasa. Pero no para definir el contenido del proyecto ya, sino para decidir si se convoca al pueblo o no. Nosotros creemos que la plenaria del Senado de la República debe convocar al pueblo y desbloquear institucionalmente al país, porque es necesaria la democracia en Colombia y no la dictadura.
Así que el Gobierno convoca al pueblo colombiano, todo, a decidir, y convoca una consulta popular para definir la reforma laboral y la reforma a la salud.
(Fin/aga)