Ciudad del Vaticano – En un llamado a contrarrestar la creciente fragmentación global, el Papa Francisco instó a los fieles a infundir «amor, paz y bondad» en sus vidas cotidianas. Durante la audiencia general celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice destacó la urgencia de estos valores en un mundo «marcado por guerras y divisiones».
El Santo Padre subrayó que el mundo «necesita más que nunca los frutos del Espíritu Santo», y exhortó a los peregrinos polacos presentes a comenzar esta transformación en sus «familias y lugares de trabajo», extendiendo esos frutos a todas sus acciones diarias.
Francisco reiteró su ferviente petición de paz, haciendo mención especial a Ucrania, «una nación que tanto sufre», y extendió su plegaria a otros países inmersos en conflictos, como Birmania, Sudán del Sur, Kivu del Norte en la República Democrática del Congo, y «tantas otras regiones en guerra». En su mensaje, también recordó la necesidad de paz en Palestina e Israel.
En su catequesis, el Papa lamentó que «a veces, los cristianos no difunden la fragancia de Cristo, sino el mal olor de sus propios pecados», advirtiendo que «el pecado nos aleja de Jesús y nos acerca al diablo, quien frecuentemente se introduce a través del bolsillo».
El Pontífice explicó que «la fragancia de Cristo se manifiesta a través de los frutos del Espíritu», mencionando entre ellos el amor, la alegría, la paz, la magnanimidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí. Finalmente, aseguró que «si nos esforzamos por cultivar estos frutos, entonces, sin darnos cuenta, quienes nos rodean percibirán un poco de la fragancia del Espíritu de Cristo».
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