En Riosucio, Caldas, la comunidad confía en el Ejército Nacional

Riosucio, Caldas es un municipio del departamento de Caldas con una economía que se mueve fundamentalmente por la agricultura, en especial, el cultivo del café y de la caña panelera, actividades que son exitosas si los campesinos creen y sienten que sus tierras son seguras.

Es el caso del señor Robert Armas, un ciudadano ecuatoriano, que vio, en este departamento una oportunidad de negocio y desde hace más de un año, es productor de panela desde un trapiche ubicado en el corregimiento de Bonafont y ante la presencia constante de los soldados del Batallón Ayacucho, manifiesta: «aquí se nota, se percibe un ambiente muy tranquilo, muy sereno para vivir y para poder trabajar. No he escuchado nada raro, aquí se puede caminar tranquilo y el Ejército Nacional hacer presencia regularmente.»

Es el Batallón de Infantería N.°22 Batalla de Ayacucho, quien tiene área de responsabilidad en 26 municipios del territorio caldense y el Mayor Luis Alfonso Barrios, Oficial de Operaciones de la Unidad, a diario, a través de sus tropas efectúa tareas de contención, como es el caso de Riosucio, una zona que tiene límites con Antioquia y Risaralda.

Y desde este corregimiento, señala que el trabajo en el alto occidente de Caldas, es fundamental para que grupos armados organizados no hagan presencia en este departamento del Eje Cafetero: «especialmente en este sector donde estamos, actuamos de manera coordinada con nuestra Policía Nacional, por supuesto, interactuando de manera constante con la población, con el fin de que las estructuras criminales, particularmente el Clan del Golfo, que hacen una injerencia en el departamento de Antioquia, las podamos contener de una manera efectiva y hasta el momento lo hemos logrado.»

Este territorio, rico en diversidad cultural, cuenta con población campesina y con comunidades indígenas, todas estas, la razón de ser de los soldados, para que la convivencia sea bajo un ambiente tranquilo y seguro.

Es así, que allí, se encuentran los resguardos indígenas de La Montaña, Cañamomo Loma Prieta, San Lorenzo, la comunidad de la Iberia, todas ellas, por medio de sus líderes, abiertas al desarrollo de las tareas tácticas que efectúan las tropas del Ejército Nacional y la Policía Nacional, en coordinación con las autoridades locales.

Es el caso de don Alirio Díaz juricamayo o jefe del pueblo, como se denomina dentro de la comunidad Kumba Quimbaya, quien, con orgullo, señala que su herencia ancestral, data de 8 siglos y que, en este mismo territorio, nacieron y crecieron los tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y ahora, su descendencia habita la misma tierra, a pesar, de un pasado, marcado por la violencia: «el conflicto armado fue un suceso muy horrible para nosotros, días de mucha zozobra, donde no dormíamos, pero hoy gozamos de la paz gracias al Ejército y es la Fuerza Pública la autoridad; aquí los hemos llamado y hemos obtenido respuesta inmediata, tenemos un vínculo muy fuerte y quizás por eso, hay personas que no nos quieren.»

Así mismo, don Alirio, señala, que a las generaciones más jóvenes les trasmiten el respaldo a la Fuerza Pública, y muchos de ellos, tienen la meta, de pertenecer a las Fuerzas Militares.

Pero ese respaldo, también hace eco desde los campesinos y así lo menciona don Wiliam de Jesús Piedradita, quien es concejal del municipio y es conocedor de las tierras que son cultivadas por los caldenses, destacando la importancia de la economía agrígola: «En este sector producimos café, panela, leche, cítricos, aguacate, cacao, plátano y todos estos productos salen para Medellín y Pereira con una buena frecuencia.»

Don William señala que él y los demás habitantes, se sienten protegidos por la Fuerza Pública y la presencia de los soldados les da más seguridad para trabajar y a todo el pueblo de Riosucio, le comparte un mensaje de confianza hacia las autoridades militares y de Policía, porque si hay seguridad, viene el progreso.

En Riosucio, Caldas, no importa de dónde se proviene, si es extranjero, campesino o indígena, todos hacen parte de una región pujante que se siente tranquila con la presencia del Ejército Nacional y de que sus tierras sean protegidas por la Fuerza Pública.

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