El 12 de agosto se celebra el Día Internacional del Disco de Vinilo, una efeméride dedicada a divulgar y preservar la rica trayectoria de este formato clásico de reproducción musical, que ha capturado la imaginación de generaciones y continúa siendo un referente para melómanos en todo el mundo.
El origen de esta celebración se remonta al año 2002 en California, Estados Unidos, cuando un grupo de entusiastas de la música decidió rendir homenaje al disco de vinilo, reconociéndolo como un pilar en la preservación del patrimonio musical global. Este grupo de apasionados se encontraba participando en un evento musical cuando surgió la idea de conmemorar la historia y la influencia perdurable de este medio.
La elección del 12 de agosto para esta celebración no es casual. Se escogió en honor al aniversario de la invención del fonógrafo, creado por el inventor estadounidense Thomas Alva Edison el 12 de agosto de 1877. Este dispositivo revolucionario marcó el comienzo de una nueva era en la reproducción de sonido, sentando las bases para la aparición del disco de vinilo décadas después.
El disco de vinilo, conocido también como LP (Long Play), acetato o pasta, se popularizó a partir de la década de los cincuenta, alcanzando su apogeo en los años sesenta y setenta. Con una capacidad aproximada de 30 minutos de música por cada lado (A y B), el vinilo se convirtió en el formato predilecto para la reproducción de álbumes completos, ofreciendo una experiencia auditiva cálida y auténtica que muchos consideran insuperable.
A pesar de la llegada de nuevas tecnologías, el disco de vinilo ha mantenido su estatus como un ícono cultural. Su resurgimiento en las últimas décadas, impulsado por una creciente comunidad de coleccionistas y DJs, ha demostrado que este formato no solo sigue vivo, sino que prospera en la era digital. Hoy en día, el vinilo continúa siendo un símbolo de autenticidad y calidad sonora, representando un legado musical que trasciende generaciones.