Mujeres rurales lideran cambios en la seguridad alimentaria de sus hogares y comunidades
En el Día Internacional de la Mujer Rural, destacamos esta historia: a través de una iniciativa avícola con enfoque de género, se crean caminos para avanzar hacia la seguridad alimentaria de familias afectadas por el conflicto armado y la pobreza rural.
El huevo es un alimento básico y fundamental para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños y niñas. Es también un producto altamente nutritivo, proteico y versátil que aporta a reducir de manera rápida la inseguridad alimentaria de comunidades rurales afectadas por la violencia armada, el desplazamiento forzado y la falta de recursos económicos.
“Ya no nos tocar salir a buscar huevos en la mañana para que los niños y niñas desayunen antes de ir a la escuela”, explica Ana Francisca Angulo Garcés, una madre de 29 años perteneciente a la comunidad rural La Estrella, ubicada en el corregimiento del Bajo Calima, del Consejo Comunitario de la Cuenca Baja del Rio Calima, en Buenaventura (departamento de Valle del Cauca). Con los galpones y las gallinas ponedoras, la comunidad se provee de huevos frescos, de mejor calidad y precio.
Con el deseo de obtener alimento constante para la alimentación de sus hijos, esta mujer representa a una de las quince familias que se han vinculado a esta iniciativa de producción avícola encaminada a la obtención de huevos, promovida por FAO y ONU Mujeres e implementada por Alianza por la Solidaridad, con recursos del Fondo Central de las Naciones Unidas para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) en la zona rural del Distrito de Buenaventura.
Para Ana, esta iniciativa ha marcado un hito para las mujeres de su comunidad, pues con la llegada del proyecto y la puesta en marcha de la producción de huevos en los dos galpones establecidos en sitios estratégicos de La Estrella, han encontrado el apoyo necesario para desarrollar una actividad productiva sin dejar de lado las labores domésticas y del cuidado del hogar.
Desde la llegada de Alianza por la Solidaridad y la FAO, las mujeres y hombres empezaron a recibir capacitaciones. Recibieron materiales y herramientas, y la comunidad construyó los galpones, puso los comedores, bebederos y nidos para la postura de huevos. Así mismo, pusieron canoeras y tanques para la recolección de aguas lluvias que sirven para las mismas gallinas una vez se desinfecte.
Con la llegada de las gallinas y la purina (alimento concentrado) la comunidad manifestó su alegría al ver que ya su proyecto se hacía realidad y no era una promesa incumplida.
Empoderamiento femenino en la cría de gallinas
En esta comunidad, sumergida en la vegetación tropical del Bajo Calima y a la que solo se puede acceder transitando por una vía terciaria destapada y en regular estado, las mujeres han tomado el liderazgo de esta iniciativa productiva.
Desde el inicio, en las reuniones de concertación, se dijo que lo que trajera el proyecto fuera para que las mujeres, esposas y madres cabeza de hogar lo lideraran, se capacitaran y tuvieran la oportunidad de generar recursos para mejorar la débil economía de los hogares de la Estrella.
Otra vecina de la comunidad, Mireia Garcés, de 52 años, explica que la extracción y comercio de madera, que era la actividad productiva que desarrollaban tradicionalmente, se ha convertido en una actividad cada vez más difícil de adelantar en el territorio, por lo que esta nueva iniciativa productiva les ayuda a las familias participantes a tener un medio de vida digno para sobrevivir.
Con una sonrisa tímida que ilumina su tez morena, Ana observa los movimientos desenfrenados de las gallinas que buscan alimento picoteando los comederos que cuelgan del techo de madera del galpón, y que ella misma han instalado. Se percibe orgullo en su rostro. Esta mujer ha sido parte activa desde el comienzo, en la construcción de esta infraestructura, que se suma a la otra que, desde finales del año 2023 se inició en La Estrella.
“Les ponemos agua con limón y agua con ajo para que se desarrollen” señala Mireia cuando se le pregunta sobre algunos de los conocimientos adquiridos en las jornadas de capacitación en las que han participado sobre la cría, cuidado de las gallinas y la producción de huevos por parte del equipo de terreno de Alianza por la Solidaridad y la FAO. “Hablamos de los planes a futuro. De cómo vamos a hacer para que la producción de huevos permanezca en el tiempo y sea una ayuda para sobrevivir de mejor manera”, añade Ana. Estas mujeres coinciden en que esta iniciativa les hará salir adelante y tener una mejor alimentación para su familia, especialmente para sus hijos e hijas.
Las mujeres de la comunidad tienen todo organizado. En la mañana temprano llegan por turnos, limpian comederos y bebedero, ponen agua y alimento fresco a las gallinas. Luego las dejan salir del corral, para que coman insectos, hojas y así ellas aprovechan a recoger los huevos. En la tarde las repiten esta actividad y de nuevo al día siguiente. Los huevos recogidos son limpiados, la cantidad registrada en un cuaderno, así saben cuántos paneles de cartón necesitan para el almacenamiento.
La iniciativa avícola tiene como objetivo la producción de huevos para mejorar el consumo de proteína en los hogares. A través del proyecto se dan los bultos de alimento para las gallinas. Sin embargo, las comunidades deben comercializar y parte de la venta la deben destinar para esto.
Con la esperanza de futuro mejor, Ana y Mireia cruzan una mirada de complicidad. Confían en que la producción de huevos sea esa actividad que les permita mejorar la dieta diaria de sus familias y a largo plazo, dinamice la economía a nivel comunitario y porque no, permita tener más gallinas y más huevos para consumir y vender.
Estas mujeres son ejemplo de tenacidad y solidaridad, elementos clave que destacamos en el Día Internacional de la Mujer Rural.
15 de octubre: Día Internacional de la Mujer Rurales
«Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas»
En todo el mundo, las mujeres y sus organizaciones representan uno de los actores principales en la transformación de los sistemas agroalimentarios tradicionales hacia modelos sostenibles, resilientes e inclusivos; sin embargo, aún se ven enfrentadas a múltiples desigualdades de género que afectan su acceso a los recursos productivos, como la tierra, herramientas o la innovación tecnológica entre otros.
Factores que a su vez dificultan que sean reconocidas como productoras y receptoras de distintas formas de soporte e incentivos, entre ellos capacitación, financiamiento y apoyos del Estado. A lo que se suma la importante sobrecarga de trabajo no remunerado, tanto en el ámbito familiar como comunitario, relacionada fuertemente con los roles de cuidado que nuestras sociedades definen como femeninos.
Asimismo, y con una repercusión directa, el cambio climático es otro de los factores que limita la productividad y su acceso recursos. A nivel global, los hogares encabezados por mujeres experimentan más pérdidas en sus ingresos promedio anuales del 8 % debido al estrés por calor y del 3 % debido a las inundaciones, en relación con hogares encabezados por hombres. (FAO,2024).
Ante este escenario, con el objetivo principal de apoyar las iniciativas de las mujeres rurales y sus organizaciones, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se dio inicio al Programa de Aceleración del Empoderamiento de las Mujeres Rurales y la Sostenibilidad Ambiental, una iniciativa regional que apoyará de manera transformadora el empoderamiento económico, social y político de las mujeres rurales, al tiempo que contribuirá a la conservación de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas.
Una esperanza en el camino a la equidad que vale resaltar camino a la 16ª reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16), evento en el que las mujeres rurales y sus contribuciones al fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios y el cuidado de la biodiversidad, serán temas de conversación.