
Bogotá, febrero 27 de 2025,
Colombianas, colombianos. Vine a este gobierno para trabajar por la igualdad, la equidad y la justicia social. No por la burocracia, ni por la politiquería, ni por los intereses que han frenado el verdadero cambio.
Desde el primer día asumí el reto de construir una institución, a mi no me entregaron una creada. Me tocó poner el primer ladrillo, porque el ministerio era solo un papel. Lo hice con convicción y con la esperanza para cambiar la vida a millones de personas, pero cuando el compromiso no viene acompañado de las herramientas necesarias, el camino se vuelve más difícil.
A pesar de esto, hoy el Ministerio de Igualdad y Equidad deja bases sólidas: 24 programas para el cierre de brechas y la garantía derechos, diseñados y en ejecución. A la fecha, más de 15.800 jóvenes son parte del programa Jóvenes en Paz; la línea 155 Salvia ha atendido a más de 19 mil mujeres víctimas y en riesgo de violencias de género; Hambre Cero ha llevado más de 50 mil toneladas de alimentos a las zonas más vulnerables.
Siempre he hablado con transparencia y con la verdad, nunca he guardado silencio. Porque la lealtad no es callar, la lealtad es advertir cuando el rumbo se desvía del camino, de la gente. No me malinterpreten, mi compromiso con el pueblo sigue intacto, y cuando señalo lo que considero que no está bien en nuestro gobierno, no es para destruir, sino para construir un camino más firme y honesto.
Hoy, mi vida corre peligro. Denunciar la corrupción y señalar lo que está mal tiene consecuencias. No me han atacado con argumentos, sino con amenazas contra mi vida y la de mi familia. Aún así, no me callarán. No me rendiré. Porque el cambio que prometimos, no será frenado por el miedo.
Hoy por haber dicho estas verdades, intentan y seguirán intentando enredarme en escándalos o en maniobras políticas en mi contra que únicamente buscan dañar mi imagen.
La corrupción no tiene cabida en el cambio que prometimos.
Como dijo Bolívar: «Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía», y cuando el gobierno cede ante el chantaje de quienes susurran en la sombra, es el país entero el quien termina pagando el precio.
Mi compromiso con Colombia no termina por estar dentro o fuera de un ministerio. Seguiré trabajando por la gente y no me detendré hasta llevar la igualdad y la equidad a cada rincón de Colombia.
Hasta que la dignidad se haga costumbre.
Francia Elena Márquez Mina