Deuda millonaria sacude a las cooperativas cafeteras: el impacto podría superar los $400.000 millones

Las cooperativas cafeteras enfrentan una crisis financiera que amenaza el patrimonio de los caficultores colombianos. Una deuda cercana a los 34 millones de kilos de café, equivalente a US$100 millones,  mantiene en jaque a la Federación Nacional de Cafeteros.

La denominada “bonanza cafetera” de los últimos años, impulsada por precios internacionales históricos que alcanzaron los US$3,2 por libra en la Bolsa de Nueva York, parece haber sido una cortina de humo que encubre una problemática mayor. Según expertos, la deuda acumulada de las cooperativas podría oscilar entre $400.000 millones y $1 billón, poniendo en riesgo la estabilidad del sector.

El origen del problema

Todo comenzó en 2017 con una estrategia liderada por la Federación Nacional de Cafeteros y el Gobierno Nacional, bajo la administración de Iván Duque. Se trata de un programa de compra de café a futuro, diseñado para garantizar precios más altos a los productores. Este mecanismo ofrecía contratos a precios entre US$0,80 y US$0,90 por libra, lo que en su momento representó una oportunidad muy importante.

Sin embargo, el sistema empezó a fallar cuando algunas cooperativas comenzaron a pactar ventas futuras sin contar con certificados que respaldaban la producción. Estos certificados, emitidos por el Comité de Cafeteros, garantizan la capacidad productiva de los cultivos y la entrega del café comprometida. Sin esta garantía, las operaciones asumieron riesgos elevados en el mercado internacional, que eventualmente se tradujeron en incumplimientos masivos.

Un cambio inesperado en el mercado

En 2020, condiciones climáticas extremas, como una helada histórica en Brasil, redujeron significativamente la oferta de café árabe en el mercado global. Esto disparó los precios internacionales, afectando los contratos previamente pactados a futuro.

Para julio de 2022, el precio de la carga de café en Colombia había subido a $1,65 millones, mientras que los contratos de entrega a futuro seguían fijados en $1,2 millones. Ante este desfase, muchas cooperativas prefirieron incumplir sus compromisos antes que a

La magnitud de la deuda

Según Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, el 45% de los contratos incumplidos corresponden a “posiciones propias” de las cooperativas, es decir, acuerdos sin respaldo directo de los caficultores. Esto, sumado al aumento continuo de los precios internos.

“Con una carga de café que hoy supera los $2,6 millones y compromisos pactados a $1,2 millones, las pérdidas acumuladas podrían alcanzar los $400.000

¿Es posible una solución?

Bahamón aseguró que la Federación está utilizando diversas herramientas para exigir el cumplimiento de los acuerdos, incluyendo incentivos económicos. Por ejemplo, se ofrecieron $600.000 por carga a las cooperativas para mitigar las pérdidas y saldar las deudas. Sin embargo, el rápido incremento de los precios internacionales tiene dificultado

Expertos como Guillermo Trujillo coinciden en que una posible estabilización del mercado dependerá de una eventual crisis en los precios internacionales. “No se trata solo de pagar las deudas; las cooperativas no tienen cómo cumplir con las entregas debido a la falta de producción suficiente”, afirmó Trujillo.

Un sector en incertidumbre

Si bien el precio internacional rompió barreras y continúa con su senda alcista, hay que recordar que, en 2020, cuando hubo la helada en Brasil, se anunció la siembra de 400.000 hectáreas de café que, si cuadran los tiempos, debe estar por dar floración en el próximo año. Comiencen a generar cosechas en el próximo año, la situación actual deja a las cooperativas cafeteras en una situación si cuadran los tiempos, bastante difícil. “He visto situaciones como estas. Aquí lo único que salvaría de la deuda es una crisis en el precio internacional. No es tanto que las cooperativas paguen, es que no tienen producción con que cumplir, las cargas no dan”, aseguró Trujillo.

La Federación Nacional de Cafeteros insiste en la necesidad de honrar los compromisos, pero el futuro del sector dependerá de las decisiones que se tomen.

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